Los discursos parlamentarios de Práxedes Mateo-Sagasta

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Legislatura: 1881-1882 (Cortes de 1881 a 1884)
Sesión: 26 de noviembre de 1881
Cámara: Congreso de los Diputados
Discurso / Réplica: Discurso
Número y páginas del Diario de Sesiones: 57, 1344-1345
Tema: Situación aflictiva de varios jefes y oficiales separados del servicio por delitos de rebelión

El Sr. VICEPRESIDENTE (Nuñez de Arce): El señor Presidente del Consejo de Ministros tiene la palabra.

El Sr. Presidente del CONSEJO DE MINISTROS (Sagasta): Sin necesidad de la excitación de mi distinguido amigo particular el Sr. Carvajal, pensaba decir algunas palabras, correspondiendo a los deseos del señor Canalejas y correspondiendo también a la benevolencia expresiva con que me trataba, benevolencia que yo le agradezco, pero que le hubiera agradecido más si a las frases benévolas que me dirigió, no hubiera precedido otras en sentido contrario a mi distinguido compañero el Sr. Ministro de la Guerra. Yo creo, señores, que se da demasiada importancia al asunto que se está debatiendo, porque en realidad el Gobierno ha hecho y está dispuesto a realizar todo lo que los señores Canalejas y Carvajal han manifestado en las diferentes ocasiones que se han levantado aquí a hablar de ciertas cuestiones. Pero se le da mucha importancia, se exageran las cosas, porque en la parte militar, Sres. Diputados, el Gobierno no puede hacer más de lo que hace. Se trata de militares que siendo militares abandonaron el servicio voluntariamente, se fueron de las filas por su propia voluntad; no porque nadie los persiguiera, no porque nadie los castigara, ni se hiciera nada contra ellos; es que ellos, en uso de su derecho, abandonaron voluntariamente las filas.

Y yo digo: ¿pues qué diferencia se quiere establecer entre los militares y los paisanos? Un paisano que pertenece, por ejemplo, al profesorado, que pertenece al cuerpo de ingenieros del Estado, o que pertenece, en fin, a una de las corporaciones oficiales del Estado, que abandona voluntariamente su carrera, y hay uno, dos o tres que hacen lo mismo, ¿cuándo se ha visto que se dé una amnistía para que vuelvan a sus respectivos cuerpos? ¿Pues por qué lo que no se hace con los hombres civiles, se pretende con los militares? ¿Es que esos militares que abandonaron voluntariamente las filas quieren volver al servicio? Pues que lo pidan, y el Gobierno verá su solicitud, y si no hay dificultad ninguna en que vuelvan, volverán a servir. La cosa no puede ser más sencilla, y eso es lo que hace el Gobierno. De manera que en cuanto a los militares, que en último resultado vendrán a ser veintitantos, porque no llegan a dos docenas, de 23.000 oficiales que están fuera de servicio por su propia y espontánea voluntad? (El Sr. Canalejas: porque están encausados.) Pero se les encausó porque abandonaron el servicio, porque abandonaron sus puestos, y claro está que dentro de la ordenanza había que encausárseles. De manera que las causas formadas son a consecuencia del delito que han cometido: como sucede al hombre civil que abandona su destino, que también se le forma causa. Pues bien; estos militares en esta situación han tenido dos o tres ocasiones en que han podido volver al servicio, porque los Gobiernos anteriores han abierto las puertas a los oficiales que voluntariamente, por causas políticas, como han dicho después, habían abandonado las filas, y no han aprovechado esas ocasiones, no han aceptado la gracia. Y siendo esto así, ¿no puede presumir el Gobierno que aunque les proporcionara otra ocasión para alcanzar esa gracia, no la quisieran aceptar? ¿Y se quiere someter al Gobierno a un desaire semejante?

Pues lo natural y lo lógico es que todos esos oficiales que por su voluntad se separaron del servicio, pidan, si lo desean, volver; y entonces el Gobierno, revisando sus expedientes y concluidas las causas, porque puede suceder que el abandono del destino produjera consecuencias que dieran lugar a formarlas, el Gobierno no está dispuesto a volver a las filas a todos los que lo [1344] pretendan y no hay motivo de distinta índole, que no sea político, que les impida volver a las filas.

Por consiguiente, ¿qué hay aquí para que se necesite amnistía, indulto ni nada? Todos los oficiales que quieran volver al servicio tienen las puertas abiertas; el Gobierno no quiere ninguno fuera del servicio, con tal que sea digno; si es digno, cualesquiera que sean las causas políticas por que abandonó el destino, volverá a las filas si lo pretende.

Y vamos ahora a los condenados por sentencia de los tribunales. También ha habido ocasiones en que todos esos condenados por sentencia de los tribunales, si lo han sido sólo por causas políticas, han podido ser indultados; y claro está que cuando se da una amnistía, los que quieren acogerse a ella hacen su petición, se examinan los casos, y si están dentro de las condiciones de la amnistía, se les admite y queda borrada la pena y vuelven a sus casas; pero hay algunos individuos cuyas causas políticas están complicadas con causas por delitos comunes, y en las amnistías se ha tenido buen cuidado de separar unas de otras. Pues yo declaro que todos los que están sufriendo condena de los tribunales no debe ser por causas políticas, sino por sus anejas, por delitos comunes también, porque también pueden cometerse delitos comunes en los casos de rebelión.

Pues el Gobierno, a pesar de eso, es tal su espíritu de generosidad en este punto, que está dispuesto a indultar de la manera que las leyes se lo permitan, aun a aquellos que estén condenados por causas comunes complicadas con las políticas. Y digo de la manera que lo permitan las leyes, porque sabe muy bien el Sr. Carvajal, como el Sr. Canalejas, que el Gobierno tiene las manos atadas en la cuestión de indulto, que hay que formar expediente, que tiene que preceder la petición de parte, que hay que pasar la instancia al tribunal sentenciador para que la informe, que después viene al negociado correspondiente del Ministerio de Gracia y Justicia, de donde pasa al Consejo de Estado, y luego resuelve el de Ministros: pues el Consejo de Ministros está resuelto a resolver favorablemente todos los expedientes de indulto, y en este sentido se han concedido ya varios indultos, todos los que se han pedido, y tiene preparados otros expedientes, y algunos resueltos, y otros preparados para la resolución. De manera que, según el Gobierno va procediendo en este sentido, es de esperar que dentro de poco tiempo no haya ningún español que esté condenado por causas políticas, pero ni aun por causas comunes conexas con las causas políticas: me parece que no se puede llevar más allá la generosidad y la benevolencia del Gobierno. Sabe también el Sr. Carvajal que uno de los que están sufriendo condena en uno de los presidios de África es el Sr. Salvoechea. ¿Ha encontrado el Sr. Carvajal ningún amigo del Sr. Salvoechea que se presente a pedir el indulto? Absolutamente ninguno; y como para cumplir la ley es necesario que se pida, y en este caso no se ha pedido, no ha tenido medio el Gobierno de concederle el indulto, porque el señor Salvoechea, no sólo no pide el indulto, sino que ni siquiera quiere que se pida en su nombre. El Gobierno se hubiera contentado con que hubiera habido alguien que lo hubiera pedido en su nombre. (El Sr. Carvajal pide la palabra.)

Señores, si no fuera por faltar a las leyes, a las cuales el Gobierno no quiere faltar por nada ni por nadie; si yo hubiera estado seguro de que se aceptaba el indulto, aun faltando a las leyes se le hubiera concedido, aunque no fuera más que por enjugar las lágrimas de una madre desgraciada que quiere pedir el indulto de su hijo, y éste se lo impide.

Todos los demás, que son unos cuantos paisanos que se sublevaron en Navalmoral, eso, como es de la jurisdicción militar, están los expedientes preparados y van a ser indultados; y los de Asturias, que son cuatro, esos están realmente indultados; pero ¿qué sucedió? Cuando el Gobierno tenía el pensamiento de indultarlos, se escapó el jefe, y los demás produjeron un motín porque quisieron escaparse, y el Gobierno se tuvo que detener en su camino, porque no es manera de agradecer la gracia de indulto el portase como lo hicieron los cuatro sublevados de Asturias.

De manera que todas esas numerosas familias que gimen en tanta desgracia, son unos cuantos de Navalmoral y otros pocos de Asturias. Los que están en presidio, no están por delitos políticos, sino que se les atribuyen delitos comunes que cometieron con ocasión del movimiento político que realizaron, y de eso el Gobierno no tiene la culpa; pero de todas maneras, se les aplicará el indulto. De manera que realmente el número no merece una amnistía; la amnistía tiene un sentido más amplio y unos fines más grandes; no se trata aquí de partidos que viven en el ostracismo, que tienen que vivir en el extranjero; no se trata de nada de eso, sino de gentes desgraciadas que tuvieron la inmensa desgracia de que se les complicara dentro de sus movimientos políticos en unos delitos comunes; pero aun para esos está dispuesto el Gobierno a concederles el indulto, y el mismo Sr. Salvoechea, téngalo por seguro el Sr. Carvajal, lo mismo que el Sr. Canalejas, si el Gobierno sin salirse de la ley encuentra algún medio, será indultado. Yo creo que no se puede ir más allá; y si se puede, que lo digan los señores de la oposición, porque en este punto no han de ir más allá que el Gobierno: con tal que las leyes sean respetadas, el Gobierno está dispuesto a hacer tanto cuando sea posible. [1345]



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